El arte de escuchar pertenece al pasado, la buena conversación necesita necesariamente cultivarlo. Sin una escucha efectiva se pierden las posibilidades de obtener conversaciones profundas y transformadoras; quedando en cambio, conversaciones chatas, y por lo tanto, relaciones superficiales.

 

Escuchar realmente, no es imposible, pero si algo que requiere esfuerzo. Es decir, intencionalidad de nuestra parte y una buena dosis de paciencia. Como dice una sentencia: "Todo es practica", y esto no es la excepción. Lo bueno es que a medida que lo ejercitemos, se tornará más fácil y notaremos los resultados.

 

Volver a estar presentes

Para tener una gran conversación, es indispensable estar en ella, pero no solo en cuerpo si no también con la atención completa. Generalmente nos distraemos con otras cosas, porque intentamos escuchar mientras seguimos en la computadora o viendo televisión. Estar plenamente presentes es borrar distracciones y enfocarnos exclusivamente en la otra persona. Aunque al inicio cueste un poco, hay que mirar, escuchar y sobre todo dejarnos traspasar por las emociones del otro.

 

Preguntar

Es necesario preguntar, siempre. Después de escuchar, en vez de dar nuestra opinion, hacer preguntas. No dar por sentado que entendemos las motivaciones, o los sentimientos que percibimos en los demás. Pero esto requiere atención, por eso no lo hacemos. Siempre una pregunta ayuda a profundizar en la conversación.

 

En vez de opinar o juzgar, repreguntar

Hay que repreguntar, para lograr comprender del todo y ampliar tanto el contexto, como los detalles puntuales de lo que se está hablando. De esta manera podemos entender la manera más cercana posible lo que piensa y siente nuestro interlocutor.

 

Pensar desde el punto de vista del otro

Una vez que repreguntamos podemos llegar al punto de intercambio de ideas y sentimientos, ya que desde el lugar del otro respondemos de manera empática y dando también nuestro punto de vista, para complementar el de la otra persona.

 

Siempre validar ideas y emociones del otro

Se trata de entender las ideas del otro, con el contexto de las emociones e inquietudes que lo rodean. No se puede decir estas equivocado o no debes sentir eso. Al mismo tiempo que lo hacemos, conducimos amablemente a la otra persona a que sea recíproco con nosotros.

 

Repetir para chequear

Es una excelente manera para dar a entender que le seguimos el hilo a nuestro interlocutor y despejar malos entendidos o incomprensiones  involuntarias.

 

Todos somos buenos hablando, pero escuchar requiere otras habilidades. Es necesario enfocarse en las palabras para leer detrás de ellas emociones, miedos, ideas, deseos. Y al adentrarse en esa capa más profunda, responder desde esa comprensión profunda. De esta manera tendremos conversaciones increíbles y relaciones florecientes.

 

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